
Ya no hablo yo, sino mi corazón.
Sabés una cosa? Me gusta esperar, me hago muchas ilusiones para cuando llegue ese gran día. Un día me vestiré de vos y vos de mí, entonces caerá una fuerte lluvia de sentimientos sobre nosotros y nos miraremos sin decir nada, tus ojos me saben comprar y me transportan a un lugar de color amor; suspiro, miro hacia todos lados y grito:
Te quiero. Tu indiferencia me habla, tu celosía, tu caracter también y me dice que nos parecemos muchísimo; una dulce melodía cubre mi cuerpo, algunas lágrimas quieren hacer presencia y tus manos acarician mi cara con algo de barba; tus dedos saben el lugar indicado donde posarse, tan solo unos segundos y entramos en un mundo que no es redondo, sino con forma de corazón y en la entrada nos esperan todos los ángeles y mientras caminamos sobre recuerdos; vamos acercándonos cada vez a la presencia de nuestro padre
Jesús y lloramos; jamás hubiésemos pensado que esto es fruto del amor. Algún día, no muy lejano, sucederá algo que nos hará vibrar ... Mis labios, tal vez algo paspados te dicen:
Te amo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario